A veces el miedo es solo un afrodisíaco excelentemente peligroso cuando se combina con los recuerdos, quizás la reacción en algunas personas sea más catastrófica que en otras, pero el resultado es el mismo si se mira del punto de vista causa-efecto, pasa que cuando se teme cometer un mismo error, cuando nos juramos a nosotros mismo no volver a caer en el mismo flagelo, es ahí cuando estamos condenados a caer en lo mismo, quizás sea mejor aprender a vivir con nuestros errores, tal vez la angustia solo sea pasajera y un malestar bromista, irónico rallando en lo sarcástico, las alteraciones que pueda sufrir nuestra mente están totalmente ligadas a pensamientos fugaces que son una real bomba de tiempo, cuidado con aquel material inestable, aquellos componentes que pueden desatar un real caos con el más simple de los movimientos, mientras nos vestimos de tranquilidad, mientras aparentamos estar bien, mientras que alguien nos pregunta como estamos y respondemos rutinariamente que bien, muy dentro nuestro sabemos que hay algo que se aparece de pronto y que no podemos explicar y solo nosotros mismos podemos sentir que algo no anda bien, que hay algo que en cualquier momento puede encender nuestros deseos más ocultos y aún así pretendemos estar bien, aún así no dejamos salir nuestra variabilidad, la que nos hace únicos y no rutinariamente iguales. El código que nos hace auténticos, nuestra marca personal, nuestra esencia, el mayor de los objetos valiosos que poseemos, por ningún motivo perdamos lo que nos hace diferentes del resto, hay quienes no pueden vivir siendo la misma persona todo el tiempo, los cambios son buenos cuando van de acuerdo con nuestro código, de todas formas somos componentes inestables.
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