Joven vida, pero no exenta de capítulos amargos, de lo natural y lo ancestral, de los orígenes de la vida hasta el paso hacía la otra, jóvenes pero propensos, vulnerables, pero con elección, nosotros sabemos y es por ello que podemos actuar. El punto es no nublar la vista ante la rutina y lo cotidiano y abrir las puertas de lo distinto y sabroso, de lo que se recuerda y estima, de los momentos gratos, esos momentos que dan sentido a la palabra "vida" y que te hacen sentirte en ese estado, solo os propongo el ejercicio siguiente: preguntarse por lo menos 3 veces por semana ¿Me siento vivo/a? y en sus reflexiones no hay respuesta, sino que planes, proyecciones y acciones, porque de no haber respuesta significa que no todo está trazado y que la línea la dibujamos a gusto, imperfecta como debe ser.
Luz al fondo del túnel, lecho incómodo y tu vida pasa en un segundo, ¿hiciste todo lo que deseaste?, ¿Dijiste todo lo que quisiste decir? y lo más importante aún ¿Dejaste un legado, una huella?. Éstos son tópicos a llenar, momentos que cumplir para que llegado el momento lo que se dibuje en tu rostro sea una sonrisa y no disconformidad. El sonido lúgubre del carro haciendo rechinar el metal de su armadura por las irregularidades del ahollado camino me incita a pensar y reflexionar, el tiempo es valioso, un invento, pero valioso, aprovechar es una habilidad, una virtud, aprovechar el tiempo es de maestros, por lo que cuando llegado el momento de mirar atrás solo se vea lo bueno que se dejó y al virar la mirada hacía adelante encontremos la paz y seguridad, para los míos y para los tuyos, el adiós compartido y el último suspiro recordado.