viernes, 15 de julio de 2011

Colisión



El aire trae algo extraño consigo, siento olores distorsionados y un calor inusual para una época del año en que el frío correr de los días puede congelar hasta los recuerdos. Yo, después de pensar en lo extraño que suele parecer vivir en un mundo donde la tecnología en vez de conectarnos nos separa de maneras poco sutiles, me encuentro mirando la puesta de sol, sentado en las faldas de un puente viejo y oxidado por el paso de los años. Tan solo miro la eterna quietud de las imágenes a mi alrededor, cuando en un estallido de desesperación ahogada en la mirada se refleja en mis pupilas un espectáculo de colores bastante espeluznante para el momento, veía como de pronto el astro mayor de nuestro sistema solar expulsaba de si enormes cantidades de material luminoso que parecía precipitarse en forma de lluvia cósmica sin igual. Mis sentidos se encendieron por completo, vi a mucha gente que se acercaba a ver lo mismo que yo veía, era increíble y todos parecían estar atónitos a tan ilógico espectáculo.

Me fui de aquel lugar con algo de miedo incontrolable, la gente pronto corrió a su casa temiendo lo peor, mientras caminaba apresurado y sin dirección el calor que se sentía en el ambiente se hizo cada vez más intenso, al punto que cualquier movimiento estaba acompañado de una gota de sudor que caía rauda por el cuerpo. No pasó mucho tiempo hasta que llegue a un puesto que vendía toda clase de golosinas, el dueño tenía un televisor en el cual los noticieros daban la noticia que todos temían pero que la mayoría consideraba de otro mundo. El hecho es que hubo una tremenda explosión desde el sol que pronto llegaba a la tierra causando los efectos que venía sintiendo en mi piel, yo por mi parte no lo podía creer y menos así la gente que miraba a mi lado. Totalmente atormentado y ante la posibilidad de que todo se pusiera aún peor mis pensamientos solo se dirigieron hacía mis seres queridos por quienes temía un final abrupto, me dirigí pronto a casa caminando por las calles, ya que todo transporte era un total caos y nada ya funcionaba, aparatos eléctricos, computadoras, sistemas electrónicos, nada. No podía correr, la temperatura era insoportable y mis sentidos parecían desvanecerse, miré a mi alrededor tratando de descansar y fue ahí cuando los vi, una extraña gente, casi una secta secreta, una especie de agrupación reclutando gente para ser protegida, ¿protegida de que? era la pregunta que me hacía al mirarlos, sus rostros eran vagos y faltos de expresión, no aparentaban estar alterados por lo que estaba pasando, tan solo anotaban nombres en sus cabezas y seleccionaban gente desesperada por vivir, uno de ellos se acercaba a mi y sus ojos tan solo miraban los míos, era algo espeluznante no sentir vida en los ojos de aquel ser que venía en dirección hacia mi, saqué lo poco y nada de energía que me quedaba para correr en cualquier dirección cuando en el cielo se divisaban manchas rojas profundas, de un color intenso y cristalino, mi piel pronto sintió un calor casi comparable con una llama de fuego a un centímetro de la piel y todo era en tonos rojo y amarillo fulgor. Mis sentidos se desvanecían uno por uno, mi vista era borrosa y poco a poco corrí con poca velocidad, miré hacia atrás, la tierra se abría en grietas enormes y de ellas escapaba una luz fulminante acompañada de vapor que salía de manera violenta derritiendo todo a su paso, pronto eran muchas grietas sobre el suelo y de ellas emanaba ardiente lava que corría por las calles de la ciudad calcinando todo a su paso, la gente corría en todas direcciones y el calor era infernal, muchos tan solo se quedaron pasmados ante un escenario tan brutal y murieron consumidos por el calor excesivo de los brazos de lava y fuego que se apoderaban de todo lo que tuviera vida, por mi parte ya mis energías se iban de manera involuntaria, caí al suelo exhausto y no pude más que ver correr hacía mi una lengua ardiente y despiadada que en su cuerpo traía muerte, gritos y dolor. Era todo para mi, tan solo esperaba el inminente final de un día extraño y caótico.

"Halo de sueño, sudor frío, tan solo puedo ver una mano tratando de alcanzarme y un intento por contener el último suspiro y hacerlo eterno"

Despierto totalmente desorientado, mi cabeza daba vueltas sin control, estaba en un cuarto en ruinas, mi ropa tenía rasgos de quemaduras extinguidas, no podía asociar los sucesos que habían ocurrido para que yo estuviera en el cuarto de un edificio desconocido a punto de amanecer. Me levanté al cabo de unos minutos y tratando de incorporar mis fuerzas me acerqué a una ventana del cuarto, logré divisar mi soledad en toda su magnitud, nadie en las calles, todo era silencio, miré hacia abajo y logré divisar una plataforma en la cual creí que podría llegar de un salto, así es que tomé impulso y salte por la ventana hacia aquella plataforma, mi aterrizaje fue algo desafortunado pero no me quitaba la habilidad de movilizarme, entré por unos pasillos en ruinas en donde habían muchas habitaciones y cuartos enormes, todo parecía haber sido quemado a medias, hacía frío y era todo húmedo, pronto vi unas escaleras y corrí hacia ellas, mi vista periférica logró captar a alguien mientras me movía rápido por el pasillo, era una sobreviviente, guardaba cosas en un viejo bolso y al verme me preguntó :

-Hey! ¿De qué secta vienes?
- ¿Secta? - pregunté incrédulo.
- Si, ¿Eres de algún lugar que no es aquí?
- Si por "aquí" te refieres a la tierra, en ese caso si, pero no recuerdo porque estoy acá, en este edificio precisamente.
- Todo está perdido, pero parece que tuviste suerte, yo me uní a ellos y ahora puedo vivir, pero he perdido a todos los que quería - Me dijo ella con un aura que no irradiaba más que dolor.
- Es terrible! - Exclame incrédulo aún, pero sus palabras calaron hondo en mi.
- Es un milagro que aún quede gente, no he visto a nadie mas que a ti.
- ¿Sabes que lugar es este, que parte es? - Pregunté para poder orientarme.
- Estas en el hemisferio sur, un poco al sur de todo, es la zona donde el calor no pudo llegar - dijo ella.
- Entonces no era un sueño, en realidad pasó - pensé en voz alta.
- Sufrimos el efecto de un devastador Tsunami solar que arrasó con todo a su paso - dijo ella con voz temblorosa.
- ¿Qué? ¿Sabes mas detalles al respecto? - pregunté ansioso.
- La energía que el sol expulsó dejó sin vida la mayor parte del planeta, secó el mar y océanos, ahora donde quiera que veas habrá nada más que tierra árida, tan solo esta zona logró salvarse debido a que está cerca del casco frío de los polos, la luna también ayudó, impidió en algo el paso de las olas de la muerte, pero en el intento quedó totalmente oscura y la luz ya no pasa a través de ella.
- ¿Quién te a dado toda esa información?
- Ellos - respondió ella.
- ¿Quienes son ellos?

Y cuando pregunté lo último ella corrió como si mi pregunta se tratara del mas cruel martirio. Quedé aún más confundido que antes, el sol ahora brillaba fuera pero era de un color crudo y algo cegador. Escuché ruidos a lo lejos por lo que corrí en dirección a la escalera que había visto, bajé por ella y llegué a ver una puerta, la atravesé y vi que se trataba de un centro comercial, estaba abandonado y sus artículos intactos, fui a ver si había algo de utilidad y me encontré con tiendas que tenían de todo, televisores de última generación y tecnología de todo tipo, tomé un equipo portátil con la intención de ver si algo de vida había aún en algún lugar del mundo, salí de la tienda y vi que al fondo habían oficinas, entré en ellas y habían ahí puestos de trabajo que estaban como si hubieran sido abandonados de manera repentina, vi también que en una de las sillas en el escritorio había una chaqueta y me dispuse a revisarla, encontré dinero y lo guardé conmigo, vi que alguien se acercaba una vez más, no tuve tiempo de reacción y me quedé ahí, debajo del escritorio, escondido esperando a ver quien venía, de pronto un hombre de aspecto extraño entró en la oficina y bajó la vista hacía donde yo estaba como si supiera de antemano donde me encontraba y al mismo tiempo que vio mi rostro cubierto de miedo me dijo:

- Sal de ahí hijo, todo ya pasó.

Sus palabras fueron tan confortantes que salí de ahí y vi que tenía un aspecto raro pero no lejano al humano, sus ojos eran profundos y misteriosos y mientras el miedo iba desapareciendo me atreví a preguntar:

- ¿Que es lo que pasó?
- Hijo, eres un sobreviviente, una mano extraña quiso que siguieras con vida, vida que ahora no existe más que en el recuerdo y que por el momento tratamos de traer de vuelta. El desastre a sido inmenso, todas las personas que creías conocer ya no están, todo lo que recuerdas del mundo en que vivías ya no está, solo quedan algunos centros comerciales con lo que quedó, pero creeme que ya nada de eso es útil, por eso puedes deshacerte de ese aparato (el equipo portátil que yo traía) y ese dinero, porque ya nada de eso te servirá, se ha perdido toda tecnología y la luz eléctrica, el agua se evaporó por completo y los alimentos, bueno solo quedan las reservas que en esta zona del planeta existían. Hijo, el mundo ya no es lo que solía ser, hemos vuelto a nacer y juntos podemos traer de vuelta una civilización nueva y mejor.

Sus palabras sonaron como espadas atravesando mi pecho una y otra vez, no podía creer lo que me estaba diciendo, las lagrimas que por mi rostro caían rebotaron en el suelo causando un sonido frío y desolador, nada quedaba ahora y en un arranque de desesperación salí corriendo de ahí, escapé de él y cuando logré salir del edificio la luz externa dañó mis ojos por un momento, en ese momento no podía ver nada, totalmente dolido y triste logré recuperar en algo la visa y lo que ella me traía no era más que extensiones de tierra, un mar de arena, precipicios e irregularidades, el lecho marino desnudo y sin rastros de líquido, restos de barcos hundidos y ya más nada que mirar. Me senté en una roca totalmente impactado y con un dolor que no podía explicar, ya ninguno de mis seres queridos estaba ahí conmigo, no había música, voces, suspiros en el aire, miradas furtivas, compañía, cantos, juegos y risas, todo quedó atrás y ahora me encontraba solo, rodeado de arena, desesperado y eternamente perdido.